Acompañada de las voces que conforman esta historia, esta producción presenta, por primera vez, testimonios de personajes clave en la desaparición de los estudiantes, como Tomás Zerón, Miguel Ángel Osorio Chong y Yazareth Abarca. A veces, no hace falta decir algo para mostrar los sentimientos que uno trae clavados en el alma. Los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa llevan una década con el corazón revuelto entre la tristeza y la impotencia, resguardando con las fuerzas que les queda, un pequeño halo de esperanza que ha sido fragmentada por la resignación del tiempo. Pero su lucha aún sobrevive, sigue incomodando al poder, pelea con uñas y dientes contra verdades históricas y busca encontrar un indicio del paradero de sus hijos. En uno de esos tantos viajes en busca de la verdad, el director español José Ortiz y su equipo, acompañan a estos hombres y mujeres de Iguala, Guerrero, en su travesía contracorriente. El destino no era otro más que el imponente Palacio Nacional, donde el presidente Andrés Manuel López Obrador recibiría a quienes alguna vez les prometió –fallidamente– un poco de justicia. “Ese fue el primer acompañamiento que hicimos con los padres”, recuerda Ortiz. “Cuando subimos al autobús con ellos, vimos a gente humilde, del campo, que ha sufrido mucho, y quisimos ser muy respetuosos. No hablamos con nadie y no preguntamos nada, aunque en ese momento me apeteciera hacerles mil cuestionamientos. Pero quisimos mantener el respeto y guardar ese momento, y yo creo que ahí se creó una conexión que duró hasta el final del proyecto”. Tras más de dos años de trabajo, y a una década del crimen más impactante en la historia moderna de México, el director presenta, de la mano de HBO y Max, Los 43 de Ayotzinapa, una serie documental que reconstruye una década de impunidad y violencia. Acompañada de todas las voces que conforman esta historia atroz, esta producción presenta, por primera vez, testimonios de personajes clave en la desaparición de estos estudiantes, como Tomás Zerón –entonces titular de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la Procuraduría General de la República (PGR)–, Miguel Ángel Osorio Chong, titular de la Secretaría de Gobernación en el sexenio de Enrique Peña Nieto, y Yazareth Abarca, hija del alcalde de Iguala durante los hechos. “Aunque están en las antípodas, nuestro primer objetivo siempre fue intentar armar un relato [de lo sucedido] con todas las voces posibles”, afirma José. “Desde el principio, cuando empezamos la serie, sabíamos que sería así. Para que la gente pudiera entender, necesitaba tener acceso a todas las partes implicadas en el caso; desde los sobrevivientes hasta los miembros del GIEI que investigan el caso, y también los fiscales y funcionarios a cargo de la investigación en aquel entonces”. Para Ortiz, el tiempo y la distancia le permitieron “llegar a todas las partes y, con ellas, armar un relato que fuera lo más completo posible”. Sin embargo, era crucial seguir un camino guiado por la imparcialidad y abstenerse de falsas promesas, especialmente tras ganarse la confianza de los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa. “En este tipo de casos, uno piensa que será muy difícil que hablen los familiares de las víctimas”, cuenta el director español, “pero ellos llevan mucho tiempo [en esta lucha], están muy desesperados y también muy hartos. Nosotros, desde el principio, intentamos ser muy sinceros con ellos y les dijimos la verdad: esta serie documental no iba a resolver el caso. No queríamos venderles nada que no estuviera en nuestras manos, pero sí que les íbamos a acompañar en todo lo que ellos hicieran, y que lo haríamos de forma muy respetuosa, siendo un espectador más, un ojo más, que no iba a intervenir de ninguna forma”. ¿Cómo hacer a un lado esa conexión con los padres, sin traicionar su confianza, al tener enfrente a quienes la historia ha ido señalando como los culpables de este crimen?, le pregunto a Ortiz. “El mérito es de mi equipo”, responde con sinceridad. “Efectivamente es complicado entrevistar a una madre que no deja de llorar, profundamente desesperada, y luego sentarte a hablar con otras personas a las que ellos culpan [por la desaparición de sus hijos] y que señalan como responsables de lo ocurrido”. Para él, como profesional, lo más importante de una serie como Los 43 de Ayotzinapa, radica en la empatía que una producción como ésta pueda generar en la audiencia “hacia los padres y con su lucha” y también que “cualquier persona que la vea, forje una opinión personal lo más completa posible, teniendo una pluralidad de voces de un caso que se sigue contando”. Sin embargo, en el lado personal, José Ortiz confiesa que lo más poderoso con lo que él se queda de toda esta historia son las madres de los 43 normalistas de Ayotzinapa. “Ellas son un amor. Tantos años de lucha, de constancia, y siguen hablando de sus hijos [con enorme cariño], con la esperanza de volver a verlos, aún a diez años de lo ocurrido”. Al final, “por el tema y por el impacto que [el caso Ayotzinapa] ha tenido en México, si la conversación [generada por la serie] sirve o ayuda en algo a los padres para que tengan un poquito más de fuerza a la hora de pedir todo lo que ellos reclaman, nosotros encantados”, concluye el director español. Basada en una investigación periodística a cargo de Tania Latorre, Paula de Soto y José Ortiz, y con una producción ejecutiva a cargo de Luis Velo y Guilermo Gómez, Los 43 de Ayotzinapa: Un crimen de Estado, está conformada por cinco episodios, los cuales ya están disponibles en Max. Redacción AN / ARF