Tiburcio Gabilondo relató a Excélsior cómo nació la rúbrica sonora y el personaje que creó Francisco Gabilondo Soler en 1934
¡Cri-Cri, el grillito cantor, está de fiesta! Este 15 de octubre próximo celebra 90 años de existencia, gracias a su creador, el compositor mexicano Francisco Gabilondo Soler (1907-1990).
La celebración por su nacimiento es extensa y contará con tremendos invitados como El ratón vaquero, La patita, La negrita cucurumbé, El chorrito, el Negrito sandía, La olla y el comal, los animales de Caminito de la escuela, Teté, La muñeca fea, El ropavejero, Che araña y la abuelita, que podría responder a más de un por qué.
Será gracias al Festival Internacional Musical Teatral Infantil Cri-Cri, Festín Mustín, en donde se reúnan todos estos elementos, gracias al concierto del grupo Voz en punto, hoy 13 de octubre; el espectáculo Que dejen toditos los sueños abiertos, el 20, ambos en El Cantoral, y la sesión de escucha titulada De tres meses a 90 años: el camino sonoro de Cri-Cri, en la Fonoteca Nacional, justo en la fecha precisa, el 15 de octubre.
Pero, ¿y quién es ese señor? ¿cómo y por qué fue creado? Las respuestas las otorgó a Excélsior Tiburcio Gabilondo Gallegos, heredero de la obra del compositor Francisco Gabilondo Soler, quien a través de la empresa GABSOL administra la obra y propiedad intelectual de su padre.
Hay que señalar que Cri-Cri es un producto de la eventualidad. No fue algo planeado, sino una circunstancia que enfrentó Francisco Gabilondo y lo hizo de una manera muy buena y notable”, expresó Tiburcio Gabilondo Gallegos y comenzó la historia.
Lo que Francisco Gabilondo hacía en 1933 fue desarrollar un proyecto de canciones festivas, humorísticas, muy parecido a lo que después haría Chava Flores, pero con música de la época, que eran predominantemente foxtrots y cuplés. Le empieza a ir muy bien y pasa por varias pequeñas estaciones de radio, pero su tirada era llegar a la principal, que era la XEW.
Francisco Gabilondo se acercó al dueño de la estación, el señor Azcárraga Vidaurreta, para ofrecerle lo que estaba haciendo. Lo primero fue que lo bajó al suelo y le dijo que no podía competir, pero lo siguiente que le dijo fue muy notable, que cuando él tocaba, los niños se pegaban a la radio: ‘usted debe tener algo para ellos, agarre La marcha de Zacatecas y póngale letra para chamacos’”, relató acerca de este breve encuentro en la banqueta.
A Francisco Gabilondo Soler no se le había ocurrido hacer música para niños, hasta esa sugerencia. Se fue a su casa, se puso a trabajar e hizo un ejercicio de autorreflexión, en la que determinó que, aunque él no sabía qué podría gustarle a un niño, sí tenía claro qué le gustaba a él de niño, según lo contado por su hijo.
Cuando tuvo material, regresó a la estación y lo recibió Otón Vélez, gerente artístico de la XEW.
Su comentario fue ‘se escucha muy raro, pero vamos a darle una oportunidad’. Le dieron un espacio, en las novedades. Francisco Gabilondo era pianista y todo lo que hizo antes con las canciones festivas, por el que recibió el mote de El guasón del teclado, era con piano solo. Pero en la XEW, con cierto prestigio auditivo, eso demeritaba un poco y al señor Vélez se le ocurrió meter un violín para acompañarlo y que no se escuchara tan simple. Lo hicieron acompañar con el maestro violinista Alfredo Núñez de Borbón, que estaba recién desempacado de Estados Unidos.
Le sugirió el señor Vélez que, como era para niños, fueran historias de algún animalito: ‘busque a algún personaje’. Entonces, en los cuentos clásicos que mi padre recordaba de niño, los personajes que tocaban el violín eran los grillos: ‘tengo un violinista, que es el antagonista del piano, entonces que sea un grillito’”, reveló.
El nombre vino después y pensó en ponerle uno de mucho estilo, en francés, pues la aspiración entonces era ser elegante y tal idioma parecía reflejarlo.
En francés hay dos palabras para grillo que son grillon o cricrí, que es una voz infantil, una onomatopeya, como cuando los niños dicen guagua o miau. Ahí se le quedó el nombre, Cri-Cri, el grillito cantor. Así empezó el programa el 15 de octubre de 1934, 15 minutos diarios, de lunes a viernes y a los 15 días, la Lotería Nacional lo patrocinó.
Lo curioso es que, ya pasados días, Francisco Gabilondo platicando con un director de orquesta amigo suyo, le dijo que le estaba yendo bien con este número de canciones para niños y que podría durar unos tres meses. Su amigo le dijo ‘híjole Pancho, no creo, es mucho tiempo’, porque los proyectos eran así. Afortunadamente, esa primera etapa de Cri-Cri duró más de cinco años, de 1934 hasta enero de 1940. Se retomó el programa por periodos cortos, luego en 1943 más regular y de ahí hasta el año 1961 cuando terminó. Pero la figura del grillito como elemento musical funcionó muy bien, encajó perfecto y esa es la esencia de Cri-Cri”, recordó Tiburcio Gabilondo.
La imagen que conocemos hoy del personaje también tuvo más de una etapa, pues hay versiones desde la década de 1950, inclusive partiendo de los bocetos y dibujos que el compositor llegó a hacer.
Lo que hace Cri-Cri es una narrativa de la vida cotidiana, no sólo con crónicas de la ciudad, sino de todas partes. Eso le da mucho sentido, pues si bien es fantasía, son metáforas respecto a lo que vivimos todos los días.
Francisco Gabilondo Soler fue un hombre que creció con el siglo XX, con el Porfiriato, la Revolución Mexicana, cómo el país cambia y se modernizó e incorporó tecnología, se americanizó. Todo eso lo vivió y estuvo al día, no era ajeno, y por eso Cri-Cri nos sigue contando historias”, destacó.
DEL FESTÍN MUSTÍN CRI-CRI
- En el Centro Cultural Roberto Cantoral.
- 13 de octubre de 2024, 12:00 y 17:00 horas: Voz en punto llevará al público en un viaje vocal a capella en este concierto.
- 20 de octubre de 2024, 17:00 horas: Mario Iván Martínez presenta la obra Que dejen toditos los sueños abiertos.
CRI-CRI HOY
¿Cómo El grillito cantor llega con su música en un 2024 en el que predominan otros géneros como el reguetón o los corridos tumbados en los oídos de los niños, por el entorno en el que se desarrollan? Tiburcio Gabilondo Gallegos lo dejó claro: “Con calidad”.
Lo único que te puede hacer competente y competitivo es tener calidad en lo que haces y esto demuestra su valía con el tiempo. Pasa en todas las épocas y generalmente lo que se queda es lo que está bien hecho. Cri-Cri se avocó mucho a hacer menor cantidad de obra, pero la mejor posible y afortunadamente es con lo que trabajamos hoy”, afirmó.
INSPIRADO POR ESTE CANTOR
Como embajador de la música Francisco Gabilondo Soler y como parte de las celebraciones por los 90 años de Cri-Cri, el actor Mario Iván Martínez presenta en temporada la obra Que dejen toditos los sueños abiertos, en temporada, sábados y domingos a las 13 horas en el Teatro Helénico hasta el 27 de octubre, con una función el 20, en El Cantoral.
El espectáculo se gestó a propósito del 110 aniversario del natalicio de don Pancho, en 2007, para celebrar su centenario con Descubriendo a Cri-Cri.
Que dejen toditos los sueños abiertos abandona el formato unipersonal para incorporar a dos extraordinarios histriones, Jimena Parés y Pablo Rodríguez. Lo montamos en el Teatro Julio Castillo y consideramos más que propicia esta efeméride para retomarlo.
Ponemos en relieve lo que piensa, crea e imagina Cri-Cri no sólo a través de sus canciones-cuento, sino también a través de su literatura, de sus historias que engarzaban los temas musicales en la radio. Eso para nosotros y para GABSOL es muy importante, pues no queda la música divorciada del cuento. Los textos abrazan, dan pie, homogeneidad y pertinencia a las canciones, como él lo concibió en su programa de radio.
Descansa también en un trabajo importante de adaptación para que, lo que don Pancho Gabilondo propusiera a través de la palabra y la música en la radio, encuentre también su respuesta en el lenguaje escénico, sin la necesidad de sobre ilustrar”, explicó Martínez a Excélsior.
El actor enfatizó que es un espectáculo de remembranza y celebración para los niños, pero también para todos quienes crecieron escuchando a Cri-Cri.
Mario Iván Martínez escribió además el libro De niños, pianos y un grillito: El pequeño Gabilondo, publicado este año por Penguin Random House e ilustrado por Juan Gedovius, en el que narra la infancia del compositor mexicano.
Estos proyectos son las muy diversas aristas que comprensiblemente emanan de un tesoro, una fuente vasta de música, conocimiento, diversión y respeto por nuestra lengua.
En el caso del libro es fruto de múltiples entrevistas realizadas al maestro Tiburcio Gabilondo Gallegos, algunas en Texcoco, donde me recibió, donde muriera don Pancho, y me permitió estar en contacto con sus partituras, así que tuve una gran cantidad de información que destilé y llevé a la ficción también, porque es un elemento literario”, precisó.
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