El viacrucis representa el camino que recorrió Jesús antes de ser crucificado, y es parte clave de la Semana Santa.
Durante la Semana Santa, millones de personas alrededor del mundo participan en diversas actividades religiosas, siendo una de las más significativas el viacrucis.
Esta práctica, cargada de simbolismo y devoción, representa el camino que recorrió Jesús de Nazaret desde su condena hasta su crucifixión.
Hablando en términos estrictamente religiosos, el viacrucis es una forma de oración meditativa que busca acompañar espiritualmente a Jesús en sus últimos momentos.
¿Qué es el viacrucis?
El viacrucis (también conocido como “el camino de la cruz”) es una tradición que se realiza principalmente durante el Viernes Santo, aunque en algunas comunidades inicia desde el Miércoles o Jueves Santo.
Consta de 14 estaciones, que representan momentos clave de la pasión de Cristo, desde su juicio ante Pilato hasta su sepultura.
Cada estación incluye una breve lectura, una reflexión y una oración, y en muchas ciudades se realiza con una representación en vivo, a menudo en las calles, como parte de una procesión pública.
Esta tradición tiene una gran fuerza dentro de la cultura popular y el entretenimiento religioso, ya que en países como México, Filipinas, España o Guatemala, el viacrucis se convierte en una gran escenificación con actores, vestuarios, escenografía y participación masiva, lo que ha hecho que trascienda lo estrictamente religioso para volverse un evento de interés cultural, artístico y turístico.

¿Cuál es el origen y simbolismo del viacrucis?
La palabra viacrucis proviene del latín via crucis, que significa “camino de la cruz”.
Su origen se remonta a los primeros siglos del cristianismo, cuando los fieles comenzaron a peregrinar a Jerusalén para seguir los pasos de Jesús en su camino hacia el Gólgota.
Con el tiempo, esta práctica fue adaptada por la Iglesia Católica para que pudiera realizarse en cualquier lugar del mundo, a través de estaciones simbólicas colocadas en templos o en espacios públicos.
Las 14 estaciones del viacrucis son:
- Jesús es condenado a muerte
- Jesús carga con la cruz
- Jesús cae por primera vez
- Jesús se encuentra con su madre
- Simón de Cirene ayuda a Jesús
- Verónica limpia el rostro de Jesús
- Jesús cae por segunda vez
- Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén
- Jesús cae por tercera vez
- Jesús es despojado de sus vestiduras
- Jesús es clavado en la cruz
- Jesús muere en la cruz
- Jesús es bajado de la cruz
- Jesús es colocado en el sepulcro
Cada una de estas estaciones invita a la reflexión espiritual sobre el sufrimiento, la injusticia, el perdón y la esperanza. A través del viacrucis, los creyentes buscan empatizar con el dolor de Cristo y renovar su fe, al tiempo que hacen un ejercicio de introspección sobre sus propias cargas personales y sociales.
En algunas versiones modernas se añade una 15ª estación, que simboliza la resurrección de Jesús, para concluir el viacrucis con un mensaje de esperanza y victoria sobre la muerte.
Más allá de lo litúrgico, el viacrucis ha influido profundamente en el arte, la música, el cine y el teatro religioso.
Películas como La Pasión de Cristo o escenificaciones como las de Iztapalapa en la Ciudad de México han convertido esta tradición en una forma de expresión colectiva que fusiona fe y cultura popular.

¿Cuál es el impacto cultural del viacrucis en Semana Santa?
En muchos países de tradición católica, el viacrucis se ha consolidado como una de las principales manifestaciones públicas durante la Semana Santa.
Las escenificaciones teatrales al aire libre se han convertido en eventos masivos, que combinan elementos religiosos, dramatúrgicos y escenográficos.
Actores voluntarios representan a Jesús, los soldados romanos, María, los apóstoles y otros personajes bíblicos, en un montaje que puede incluir efectos especiales, animales, música en vivo y miles de asistentes.
Uno de los casos más emblemáticos es el viacrucis de Iztapalapa, en Ciudad de México, que cada año reúne a más de un millón de personas entre participantes y espectadores.
Esta representación, que comenzó hace más de 180 años, se ha convertido en un referente cultural tanto nacional como internacional. Incluso ha sido declarada Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México.
El impacto del viacrucis también se refleja en otras expresiones culturales como las procesiones, los pasos de Semana Santa y los conciertos sacros, que complementan esta tradición durante toda la semana.
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